lunes, 26 de julio de 2010

Cineteca Nacional


Un lugar del que me apropié en la época universitaria, como seguramente muchos chilangos, fue la Cineteca Nacional.
La sensación de estar a una cuadra de sus instalaciones, ya me hacía sentir diferente.
Apenas ponía un pie en la entrada del estacionamiento y la adrenalina llegaba a hormiguearme las manos.
Me emocionaba congregarme en ese lugar con otros jóvenes y adultos con los que fataseaba que eran intelectuales, tal vez eran escritores, periodistas, directores, fotógrafos, en fin... y el climax venía cuando se apagaban las luces y la película iniciaba.
Solía ir sola; así fue como disfruté varias Muestras Internacionales, descubrí directores, actores e historias de todo tipo, me gustaba salir de la sala y platicar en mi interior sobre la cinta.
Supe por mis padres que lo que yo vivía extasiada era una remodelación de la verdadera Cineteca, porque la original se había incendiado.
Según la historia que relata la propia Cineteca en su página web www.cinetecanacional.net, la sede original estaba en los foros de los Estudios Churubusco y nació en 1974, pero en 1982 se incendió y reabrió sus puertas dos años después en la ubicación que hoy tiene: Avenida Cuauhtémoc 389.
Al paso del tiempo también he visto cómo ha cambiado poco a poco; hoy cuenta con más taquillas, más salas, cafeterías con mesas al exterior del patio central, librería, un estacionamiento repleto con pago automatizado y la exhibición de películas comerciales.
Creo que lo que me gustaba de la Cineteca en mi época universitaria era esa sensación de estar, ver y pertenecer a algo diferente, a lo alternativo.
Hoy es un espacio plural, asiste una multitud, con todo tipo de personalidades y me sigue gustando.
Disfruto aún más porque no voy sola, mi etapa existencialista fue maravillosa, pero la de ahora me encanta y me gusta cruzar la entrada principal de la mano de mi MUS.
La última vez que fuimos, proyectaron Fausto, película alemana de 1926, muda y musicalizada por el Dr. Fanatik y los Warhol: una buena experiencia.
En cuarta fila del extremo derecho de la pantalla y con un capuchino cajeta en mano, vimos lo que fue una leyenda popular alemana.